Australian Final-Lap: una nueva F1 con menos... ¿alma?
hace 11 años
Hace unos días, el médico me aconsejó dejar de fumar. Ya me lo venía diciendo desde hace tiempo mi señora: “Tienes que dejar el tabaco. Sabes que es muy nocivo. Tu cuerpo lo agradecerá, tu salud, y a la larga hasta tu economía lo notará… y ya de paso, si también aprovechas para echar algún trago menos, tanto mejor… Además, piénsalo, si fumar ya casi no se lleva, no es `cool´…”
Evidentemente tienen razón, pese al placer momentáneo, la ganancia en cuestiones de salud es primordial y mucho mayor. Así pues yo, que cual Humphrey Bogart me desenvolvía tan felizmente por mis círculos, con un cigarro en la comisura y un escocés “on the rocks” en la mano, me plegaré tanto a los consejos beneficiosos, como a los nuevos dictámenes y tendencias sociales…
Bueno, realmente no queda ahí la cosa, señores. Pues ya que nos ponemos, habrá que hacerlo bien: “Debería usted controlar también las comidas. No se exceda con la sal. Ojito con el colesterol. Cuidado con las grasas, ni se le ocurra. Y en definitiva, vigile las calorías de todo y verá qué bien… una dieta equilibrada. Ah, por descontado, olvide tomar mucho café, es malísimo. Y duerma sus horas correspondientes”.
Caramba con los facultativos… Pero, reitero, tienen razón, y es por nuestro bien. Y como les decía, mi mujer, mucho más sabia, tan contenta… “Fantástico, cariño. Si ya te lo tengo dicho… vas a ser un hombre nuevo, y además `a la onda actual´. Y si encima depuras ya los cuatro hábitos tontos y desfasados que mantienes, mejor que mejor… como por ejemplo ese gusto tuyo por ver en la televisión películas de guerreros, o de monstruos, cuando siempre puedes poner interesantes e instructivos debates políticos y sociales, para estar al día con los últimos criterios de convergencia económica internacional… Por no decirte de ese exagerado afán por los deportes que tenéis algunos... que llegáis el lunes a la oficina y seguro que os pasáis media mañana discutiendo del partido de fútbol del domingo, como si ganarais algo con ello, en vez de preocuparos por la situación del paro, de la crisis, del trabajo…”
Sabias reflexiones, repito. Cuánta razón. Así pues, Bogart baja la cabeza, cuelga el sombrero y prosigue su camino, ahora felizmente renovado, digo más, incluso rejuvenecido, observando la vida desde un nuevo y multifacético prisma, mucho más actual y “chic”, ya no como Humphrey… sino reconvertido en una mezcla entre Pierce Brosnan y Justin Bieber.
Qué maravilla… Algunas veces se echan de menos ciertas costumbres, es inevitable. Pero la contrapartida positiva es tanta que no hay color. Ahora soy un hombre maduro, pero a la última, con ese poso de cultura y sobriedad que te dan los años, pero comprometido a la vez con las nuevas tendencias. Un tipo realista y triunfador, a la par que sociable y voluntarioso con todos. No oirán ya más de mi boca una mala expresión, o un taco. E incluso puede que me vean arrugar el entrecejo cuando pase cerca de mi una de esas potentes y ruidosas motocicletas desprendiendo su humareda negra, pese a mi nuevo espíritu juvenil.
Y por qué les cuento todo esto, preguntará el lector, ¿no estamos en una web de Fórmula 1? Pues sí, y a eso vamos. Resulta que como en todo, no se puede ir contra los tiempos, contracorriente. Hay que adaptarse, renovarse, e intentar evolucionar. Pero ¿hasta qué punto?, ¿a qué precio?, o ¿dispuestos a prescindir de cuánto?... O dicho de otra manera, siguiendo con la novela que les contaba de inicio, resulta que cuando después de todo, llego por fin a casa ese domingo clave, ese ansiado fin de semana, y me suelto el nudo de la corbata. Cuando me aflojo los cordones de los zapatos y me acomodo en el sillón… una sonrisilla traviesa e íntima no puede evitar asomar en mi rostro: hoy nos vamos a permitir una pequeña licencia. Por un par de horas vamos a evadir la mente de otras cosas y saciar nuestros instintos con un traguito de exageración y desmesura… con toda una señora carrera de F1… Hoy empieza, y voy a ver un Gran Premio.
Y resulta que de repente, me encuentro con que los coches no suenan. No los oigo. Tampoco es que corran mucho…prácticamente se equiparan de momento a un GP2. Y para más inri, al segundo del podio lo descalifican por… nada menos que por “gastador”… por excederse en el consumo.
En esos momentos es cuando se me caen de golpe todos los palos del sombrajo… y me empiezo a replantear ciertas cosas. Ojo, que no estoy hablando ahora de si la penalización a Daniel Ricciardo es justa o no… ni siquiera entro en ese debate, ni me interesan para nada los argumentos de eso en este momento… No voy a eso. Me estoy refiriendo a las características generales de la F1 actual. Hablo de que, como decíamos, es evidente que hay que ir con los tiempos, que la evolución en todo es necesaria, inevitable y positiva, aparte de que no se puede remar “contra-natura”. Pero quiero dar también un punto de vista desde el cual, da la sensación, por momentos, de que de tanto a apretar un poco más el tornillo, a veces nos pasamos de rosca…
A menudo nos dejamos llevar por demasiados clichés, por corrientes y actitudes. Por lo que hoy está mejor visto, por lo que aparenta ser más políticamente correcto, etc… Y cuando nos queremos dar cuenta, somos más papistas que el Papa, y nos hemos “pasado de modernos”. Encima, se intenta justificar todo con buenas palabras y grandes argumentos. Y se apela a alta causas como la ecología, la tan manida reducción de costes de la categoría, la investigación y desarrollo de energías renovables… e incluso a cuestiones relacionadas con la ética y moral.
Y no seré yo quien opine que esto no sea bueno y loable, pero en su debido contexto, porque a base de incidir tanto y de ser, como decía antes, “más papistas que el Papa”, acabamos perdiendo parte de la esencia. Parte del alma de la F1.
De esta manera, nos encontramos cada vez más a pilotos que en vez de corredores casi tienen que ser diplomáticos licenciados cuando hacen declaraciones (y prácticamente en la pista también)… y con coches que podrían apurar más en la curva, o en la frenada, pero no, porque hay que conservar las gomas, que es crucial… o que podrían apretar más el gas en la recta, o girar a tope una vuelta entera, pero no, que se me dispara el consumo… ¿Pero qué es esto?
Ya tengo fórmulas de resistencia y similares eventos. Y en Le Mans triunfan los diesel sin oposición. Perfecto. Y loable. Pero estoy en la Fórmula1… en el último reducto que nos queda. El último refugio de carrera al sprint, a todo gas… ¡El último reducto de desmesura y exageración!... Y eso es lo que quiero.
Algunos ahora me tacharán de demagógico. No se confundan. Soy visceralmente sincero. Demagogia es aludir a causas como la eterna (y famosa) “reducción de costes en F1” para implementar la mayoría de normas (tengan o no que ver)… porque no me dirán que no es demagogia rasgarse las vestiduras a estas alturas por el consumo, o eliminar elementos tan simples como las mantas térmicas calienta-neumáticos (cuyo precio cuál es... 100 $, por decir un número???) en aras de la “reducción de costes”, cuando hablamos de una categoría con equipos que mueven muchos cientos de millones de euros por temporada, con pilotos que cobran decenas de esos millones al año, etc…
Y cuidado, que a mí me parece perfecto lo que gasten, o lo que ganen. Pero entonces que no me vengan luego con esas dobleces. No insulten nuestra inteligencia. Por eso digo que me podrán echar todo el azúcar que quieran en según qué cosas, pero no me lo trago. Y seguiré reivindicando carreras donde el rugir de los motores sea ensordecedor. Carreras con olor a queroseno quemado y a humo de escape. Carreras con “pit-babes” muy exuberantes y de faldas muy cortas. Y con pilotos con ese puntito “canalla” de Hunt, brabucón de Senna, o bocazas de Irvine. Una F1 estragada y pantagruélica… como ha de ser.
Porque no lo olvidemos. La F1 tiene apenas nada de deporte. Es un Show. Es puro show. Puro circo. Y quien no entienda esto, jamás comprenderá del todo la F1… Show. Y como tal, dame show. Del mismo modo que cuando voy a ver un Western quiero indios, vaqueros, disparos, y al 7º de Caballería… cuando me dirijo al circo (y más nuestro Gran Circo) quiero eso mismo. Circo: domadores, equilibristas, magos, payasos, forzudos y hasta a la mujer barbuda… Porque como diría Freddie Mercury: Show must go on !!
Que cabida hay para todo, cierto. No soy un retrógrado, ni un anclado en el pasado. Vuelvo a repetir que soy consciente de los tiempos, de los nuevos vientos, de la evolución, y acorde a todo ello. Pero sin perder el norte, como a veces parece.
Lógicamente todo este artículo es una alegoría. Una metáfora y una exageración intencionada… lo recalco porque ahora siempre habrá quien saque las palabras de contexto y me tilde de reaccionario, de simplón, incluso de machista, y de obtuso primitivo… sin pararse mucho a leer entre las líneas de lo escrito. Quién sabe, puede que sí conserve ciertos vestigios de “pitecántropo” en mis tendencias, jejeje… pero creo y supongo que la mayoría de los “adultos” lectores de esta web son de sobra suficientemente inteligentes para extraer lo que expresan todas estas metáforas… estén de acuerdo con ello, o no. Lo cual es igualmente respetable.
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Post Data: les confesaré un secreto… cierto simpático personaje de este mundillo, octogenario y de pelo canoso… de nombre Bernard, y cuyo apellido no diré para no dar más pistas, jajaja… les aseguro que opina lo mismo, pero lo mismito que yo… pero todos tienen que ceder a veces en algunos puntos.
18 Comentarios
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Quizá le den un tiempo a las nuevas novedades técnicas implementadas este año, pero creo que a más tardar la llegada de la F1 a Europa se verán cambios en la normativa; empezando por la eliminación del control del flujo de combustible, aunque no sé si mucho más se podrá hacer sin causar grandes quebraderos de cabeza a los equipos.
Lo malo de todo esto es que la F1 se ha hipotecado para unos cuantos años, porque el asunto de los motores no lo van a tocar de una temporada a otra. Estoy convencido de que el año que viene se ampliará el límite de los 100 kg de combustible para emplear en carrera además de todo aquello que no suponga un trauma económico y técnico relacionado con las PU.